Los cuidados. Luis García Montero Cuando uno da un mal paso, lo mejor es caer en buenas manos. El viernes pasado, a las ocho de la tarde, caí en el foso de un teatro. En un segundo cambia todo, uno se ve dominado por el vértigo y por una sucesión de acontecimientos que ya no puede controlar. En la caída no se pierde la conciencia, pero cualquier idea o cualquier sensación desembocan en la espera de un final . A ver cómo acaba esto. En la meditación de la convalecencia, los episodios pueden ordenarse. Al hacer inventario uno recuerda el golpe que fracturó la rodilla izquierda y el que dañó el hombro derecho. Uno recuerda también la sensación de la propia debilidad, la conciencia de pasar a depender de los demás. Mis amigos Rafael y Cristina me llevaron a un centro de salud para que una médica me hiciese el primer examen. Luego me acompañaron al hospital en el que tres radiografías y dos consultas me dieron un diagnóstico de los daños. Faltaban otr...
¡¡ Que se cumplan todos los Derechos Humanos!!