Padres.
Rosa Montero. El País. 26-6-2.012
La prioridad en la custodia materna es un concepto sexista, una predeterminación social que nos vuelve a encerrar en el destino de madres y sólo madres
Escribo este artículo todavía horrorizada por el caso de esa joven
rociada en Madrid con un ácido que le abrasó la carne hasta llegar al
hueso. Días antes había iniciado los trámites de separación de su
marido, cuya implicación aún no ha sido probada (está denunciado por
malos tratos). Este suceso atroz, y otros semejantes, aviva en muchas
mujeres un núcleo instintivo de desconfianza y rencor hacia los hombres,
aunque a la inmensa mayoría de ellos les espante lo del ácido tanto
como a nosotras. Pero el sexismo deja heridas que terminan
convirtiéndose en prejuicios.
Digo esto por la reforma del Código Civil para que la custodia
compartida deje de ser un régimen excepcional (hasta ahora prima la
custodia materna: se otorga en el 90% de los divorcios). Enseguida se ha
reactivado la polémica y, para mi asombro, muchas mujeres y en general
la izquierda se han declarado en contra, como si la custodia materna
fuera algo progresista. Es cierto que hay padres que reclaman la
custodia sólo para fastidiar a la mujer, cuando jamás han hecho caso de
los niños. Pero también es cierto que hay mujeres que dificultan el
contacto de los padres con sus hijos como venganza. La prioridad en la
custodia materna es un concepto sexista, una predeterminación social que
nos vuelve a encerrar en el destino de madres y sólo madres. ¿Queremos
que los padres cuiden más de sus hijos? En primer lugar, ya lo están
haciendo: hay un claro corrimiento de muchos varones hacia papeles menos
machistas. Pero, además, para que se desarrolle esa tendencia hay que
cambiar las leyes, porque el marco legal nos da la forma social.
Superemos los prejuicios y reconozcamos estas obviedades: los niños
necesitan a sus padres y a sus madres. Los hijos no deberían ser
munición de ataque. Los padres tienen el derecho y el deber de ser
padres.
Comentarios
Es que la sociedad pura y dura nos hemos reinventado a nosotros mismos y lo único que ocupa nuestras mentes es la economía y la crisis.
Hasta que la cuerda tensa se rompa en desfavor de padres/hijos/espíritussantos