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Canción de la buena gente. Bertolt Brecht

Obra de Juan Genovés titulada "El abrazo"
 Canción de la buena gente. 
Bertolt Brecht 

A la buena gente se la conoce en que resulta mejor cuando se la conoce.
 
La buena gente invita a mejorarla, porque ¿qué es lo que a uno le hace sensato?
 

Escuchar y que le digan algo.
 

Pero, al mismo tiempo, mejoran al que los mira y a quien miran.
No sólo porque nos ayudan a buscar comida y claridad, sino, más aún, nos son útiles porque sabemos que viven y transforman el mundo.
 

Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían cuando les vimos por última vez.
 

Por mucho que hayan cambiado - pues ellos son los que más cambian - aún resultan más reconocibles.
 

Son como una casa que ayudamos a construir.
No nos obligan a vivir en ella, y en ocasiones no nos lo permiten.
 

Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos, pero tenemos que elegir lo que llevemos.

Saben explicar el porqué de sus regalos, y si después los ven arrinconados, se ríen.
 

Y responden hasta en esto: en que, si nos abandonamos, les abandonamos.
 

Cometen errores y reímos, pues si ponen una piedra en lugar equivocado, vemos, al mirarla, el lugar verdadero.
 

Nuestro interés se ganan cada día, lo mismo que se ganan su pan de cada día.
 

Se interesan por algo que está fuera de ellos.
La buena gente nos preocupa.
 

Parece que no pueden realizar nada solos, proponen soluciones que exigen aún tareas.
 

En momentos difíciles de barcos naufragando de pronto descubrimos fija en nosotros su mirada inmensa.
 

Aunque tal como somos no les gustamos, están de acuerdo, sin embargo, con nosotros.

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