Aunque de apariencia pequeña y frágil, a los que lo conocimos un poco,
siempre nos pareció una persona grande y de inmensa humanidad. Esta
primavera murió y su madre nos envía este documento, que Paco Guzmán
dejó escrito en su ordenador para tranquilidad de los amigos y enemigos
en caso de que no volviésemos a verlo por esas vicisitudes tan extrañas
de la vida. Con toda la ironía y toda la ternura del mundo lo tituló "Panegírico":
en realidad, no escribía su oración fúnebre sino el elogio del mundo,
de la vida, del común y de los amigos, y escribía también nuestro
consuelo, esa oración para clavar en el corcho de la habitación, que
Paco era un tierno muy cachondo.
Francisco Guzmán Castillo (Madrid, 1976) candidato a doctor por el Departa
mento de Filosofía, Lenguaje y Literatura de la Universidad Carlos III de Madrid.
Becario contratado JAEredoc en el Instituto de Filosofía (Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad) del CSIC.
Obtuvo la licenciatura en Ciencias Físicas
(Universidad Complutense de Madrid, 2003); y en Humanidades (Universidad Car los III, 2006); Máster Oficial en Humanidades y Diploma de Estudios Avanzados
(Universidad Carlos III, 2008).
(Universidad Complutense de Madrid, 2003); y en Humanidades (Universidad Car los III, 2006); Máster Oficial en Humanidades y Diploma de Estudios Avanzados
(Universidad Carlos III, 2008).
Sus intereses investigadores se centraron en: estudios
sobre ciencia, tecnología y sociedad; movimiento de vida independiente; derechos
civiles de las personas con discapacidad; el concepto de discapacidad en el enfoque
de Amartya Sen; análisis filosófico de las ideas de agencia y funcionalidad bajo una
consideración de la persona basada en la diversidad
PANEGÍRICO
He visto y he hecho cosas que jamás imaginaríais, lo supe por vuestro asombro cada vez que os las contaba.
He visto las nubes pasar como algodones bajo mis pies sobre el valle del río Deva, en Cantabria.
He bajado sin frenos en la silla, a tumba abierta, como los
ciclistas, un viejo puerto en la sierra de Madrid, con la única
convicción de que yo y quien empujaba y derrapaba en las curvas, éramos
capaces de hacerlo. Teníamos 12 años.
En un sábado estival del 94 descubrí cruzando el Puente de
Londres que se hablaba más español que inglés. Y he divisado una gaviota
cruzar Times Square y perderse entre los edificios de Manhattan, como
un sueño desesperado en busca de un puerto.
He amado mucho, hasta querer morirme, fijaos que disparate… y no
tengo noticia de haber sido correspondido, tan solo indicios, destellos
confusos, y algún que otro chasco. Finalmente el acontecimiento no tuvo
lugar… queda pendiente para la próxima vida.
Sin embargo, he practicado relaciones sexuales plenas, más de lo
que la mayoría probablemente habría imaginado, y mucho, mucho menos de
lo que me hubiera gustado en la vida. No lo comentaba casi nunca para
evitar desaprobaciones inútiles e innecesarias. Pero en esta lista de
cosas por las que mi vida ha merecido la pena el sexo no podía faltar.
Me he asomado a los misterios del Cosmos. Aprendí que el
Universo es muy grande y las posibilidades infinitas, así que no
desesperéis. Pero decidir es hacer camino, y nunca se puede retroceder,
aunque lo parezca, podemos volver a un mismo tiempo y lugar, pero
siempre pagaremos un precio y nunca seremos los mismos. Eso se llama
entropía.
He recorrido los otoñales bosques de la cultura de papel, la
Historia, la Literatura y la Filosofía, y descubierto con regocijo que
no todo está dicho. Me serví de muchos libros, aunque creo que pasé por
más erudito de lo que en realidad era. La mayor parte de mi cultura
provenía del cine y la televisión y de una impulsiva curiosidad por
todo. Ningún libro o película me pudo dar más que algunos buenos
indicios sobre quién era y por qué estaba aquí.
Practiqué la política desde el activismo y desde mi vida
cotidiana, que es desde donde mejor se puede hacer sin necesidad de
adherirse al poder y al dinero, para poner un granito de arena a eso de
cambiar el mundo. Por si hay alguno de los presentes aún no se ha
enterado: esto es la despedida de un diverso funcional. Tuve la gran
fortuna de vivir como lo hice precisamente porque me permitieron
aceptarme y vivir tal cual era.
Podéis felicitar a mis padres si os place, sin duda se lo
merecen, sin embargo no olvidéis que no debieran haber sido los únicos
soportes durante la mayor parte de mi vida. Las administraciones
públicas deben garantizar la no discriminación, la igualdad y la
libertad de todos poniendo a disposición los necesarios recursos,
incluida la asistencia personal. Me voy con el buen gusto de haber
experimentado la auténtica independencia.
Comencé varias veces a escribir mi propia autobiografía,
ficcionada naturalmente, pero siempre había algo urgente que hacer y me
distraía… lamento que demasiadas veces lo urgente demoró lo importante, y
al final el libro quedó sin escribir, y otras muchas cosas quedaron sin
hacer.
Lamento al fin dejaros, ahora que empezaba a dejar de tener
miedo. Que me desembarazaba de cautelas y obligaciones. Que me permitía,
a veces, presentarme ante quien fuera tal cual soy, sin ostentosas
demostraciones de paciencia o resistencia, y sin preocuparme demasiado
por el futuro. Di pocos pasos por ese camino, me habría gustado saber
adónde me habría conducido, seguramente a un lugar bonito y tranquilo de
mi conciencia, un lugar que todos deberíamos tener y compartir.
A todos aquellos y aquellas que entendieron mis necesidades y me
ayudaron para hacer todo lo anterior posible, tenéis toda mi gratitud. Y
a todos con los que compartisteis cualquier cosa conmigo, aunque fuese
un desencuentro, se os agradece la oportunidad.
Desde vuestro recuerdo, os quiero
Paco Guzmán
Fuente:
ARTÍCULO DE ROSA MONTERO
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