INCERTIDUMBRE.Carta de Joan Surroca
Una preciosa carta que refleja la incertidumbre que nuestra generación dejara a las que nos sucederán, desde una óptica de resistencia Joan Surroca, profesor catalán trabajador incasable por un mundo más noble.Nuestros jóvenes, recién jóvenes, nos gritan desconcertados: “¡Es tiempo de hacer algo!”.
¿Qué podemos decir nosotros que no sabemos cómo hemos llegado a esta situación dramática? ¿Qué podemos aconsejar si acabamos de abrir los ojos a una realidad cruel y despiadada?
Querida B.,
Tu instituto me invitó y mis palabras agitaron tu sensibilidad tan propia de los catorce años. Viniste a casa para seguir conversando sobre tus inquietudes y sobre el futuro que nadie ve claro. Me sentía interpelado por tus sorprendentes ojos verdes de trigo de abril.
A menudo, los mayores no sabemos dar respuestas porque hemos sido torpes, nos hemos equivocado y sabemos que os dejamos un mundo inaceptable. Te escribo a ti, y a todos los adolescentes, en un intento de resumir lo que necesitaría libros para explicarme con corrección. Te lo digo claramente: nada puede tener solución con el actual sistema económico.
Si quieres dar sentido a tu vida, lejos del vivir pasivo de tantas existencias, dedícate a poner en evidencia las contradicciones de nuestra organización económica. Busca estrategias no violentas para acabar con el robo a gran escala provocado por la banca, los negocios siempre sucios del tráfico de personas, de armas y de droga y de los especuladores de los bienes de la tierra que son de todos.
El capitalismo fomenta que afloren los rincones más oscuros de la naturaleza humana. Rousseau tenía razón: el hombre es esencialmente bueno y no te creas que el hombre es un lobo para el hombre como predicaba Hobbes. La gente sencilla, la gente que no tiene casi nada, sea de donde sea, suele ser generosa y en los ojos lleva la marca de la bondad. La codicia nos lleva al abismo de la deshumanización.
Coopera con toda la fuerza de que seas capaz para cambiar un sistema malvado y no te entretengas poniendo parches, como tantos hemos hecho equivocadamente, porque alegrarás a los poderosos cuando te vean anulada con el hueso que ellos, hábilmente, te habrán lanzado.
Que nadie te tape la boca con discursos sobre la bondad de nuestra democracia inexistente. Estamos en una plutocracia donde gobiernan los ricos y poderosos.
Sé valiente para resistir la forzosa soledad con la que vivirás. No te dejes encasillar nunca tal como pretenderán aquellos que ignoran que el pensamiento necesita libertad. Son los mismos que se pondrán nerviosos cuando remuevas las tranquilas aguas en que navegan. Esfuérzate con pasión si admitir nunca que el fin justifica los medios. Nunca.
Sé fuerte porque, si actúas así, todos aquellos a los que molestarás, incapaces de encontrar argumentos, te descalificarán directamente y te acusarán de querer quedar por encima del bien y del mal. Cuando escuches eso, te recomiendo que no te gires. Míralos compasivamente y tú ya sabrás que también vives en el mal a pesar de buscar el bien, porque el que vive plenamente el bien -en un mundo tan cruel, injusto y depredador- forzosamente vive privado de libertad física.
Busca el equilibrio para no dimitir nunca. Vive con entusiasmo y, a pesar de todo, celebra la vida en comunión con todos los seres, especialmente con las personas queridas. Dedica tiempo a contemplar silenciosamente el firmamento desde un punto elevado, sin contaminación y, desde este lugar limpio, mira las estrellas y ellas te ofrecerán soluciones a algunas de las preguntas que yo no he sabido responder. Con mis mejores deseos..
Llamo a la juventud. Miguel Hernández
Los quince y los dieciocho,
los dieciocho y los veinte...
Me voy a cumplir los años
al fuego que me requiere,
y si resuena mi hora
antes de los doce meses,
los cumpliré bajo tierra.
Yo trato que de mí queden
una memoria de sol
y un sonido de valiente.
...
Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen.
Cuerpos que nacen vencidos,
vencidos y grises mueren:
vienen con la edad de un siglo,
y son viejos cuando vienen.
La juventud siempre empuja,
la juventud siempre vence,
y la salvación de España
de su juventud depende.
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