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Educación para todos. Sobre la Educación para La Ciudadanía.


Educación para todos

Sobre la Educación para la Ciudadanía (I)

Vamos a publicar diferentes entradas sobre la Educación para la Ciudadanía.


Después de 4 años de impartirse en los Colegios hace falta la revisión. ¿Hace falta? ¡Qué aporta?


¿Hay que revisar contenidos? ¿Una hora a la semana es suficiente? ¿Debería desaparecer la Educación para la Ciudadanía del curriculum?


La primera entrada es de Rafael Reig, periodista y escritor, en una sección que tenía en la fecha de su publicación en el Diario Público. (Desde 2.009 para desgracia de muchos de sus lectores ya no trabaja ene este Diario). El artículo consistía en responder a Lectores que planteaban diversos temas en una sección que se llamaba Cartas con respuesta.



Los Mandamientos de la ley de Dios pasaron a mejor vida: los dictados zapateriles los han suplantado en las conciencias tiernas de los niños. Educación para la Ciudadanía es una asignatura muy ambiciosa; opta por conseguir un enfrentamiento entre la moral de los padres y la de sus propios hijos invadiendo maliciosamente el santuario íntimo de sus almas. El chantaje emocional está servido bajo la amenaza de suspenso. Que un alumno afirme que no le va lo homosexual, los tríos o la poligamia, que el matrimonio sólo es entre un hombre y una mujer, o que el aborto y la eutanasia son crímenes contra seres indefensos recibirá indefectiblemente el correspondiente… ¡suspenso! Ya saben, “aquel que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí…”. No sé yo cómo juzgará Dios a aquellos que escandalizaron a toda una generación haciéndolos indignos de la vida eterna.
L. BRAVO, Barcelona
Mi hija me quería contar algo el otro día y no se acordaba del nombre de la asignatura (Alternativa). “Fue en lo contrario de religión”, me dijo. Dos piruletas de premio: al parecer, el sentido común, el buen humor y el uso de la razón siguen siendo, como en el XIX, “lo contrario de la fe religiosa”.
Toda educación, supongo, es “para la ciudadanía”, nos hace más ciudadanos y menos súbditos o feligreses.
Si de mí dependiera (por suerte no es así, tranquilícese), esa asignatura contendría: - - - educación vocal y acústica general, para que dejemos de hablar a voces en los bares y de molestar con todos los ruidos concebibles.
- Cesión de paso, porque cada vez más personas parecen ignorar las normas elementales (“antes de entrar dejen salir”, etc.).
- Urbanidad laboral: chivatos de empresa, el mal humor de los jefes, las copias ocultas en los mails, etc.
- Diálogo avanzado: hay que escuchar, no aprovechar el tiempo mientras el otro habla para pensar en lo que uno va a decir a continuación.
- Telecomunicaciones: no se ponen timbres irritantes o ridículos en los móviles, no se habla por teléfono en medios de transporte públicos, no se sube el tono de voz. Conexión lógica: aprender a exponer argumentos (no creencias) con precisión (y a ser posible elegancia), porque ¿cuál es la conexión lógica entre estudiar una cosa y enfrentarse a la moral de los padres?
¿Es la premisa que la Educación para la Ciudadanía se opone a la religión, a la moral religiosa o a la fe? Pues es falsa y no se ve la conexión.
- Y por último, la disciplina más importante en Educación para la Ciudadanía: escepticismo I y II, con adquisición del hábito de concebir la posibilidad de que uno esté equivocado, entrenamiento para no tomarse siempre en serio las propias creencias y capacidad para ponerse en el lugar del otro, para intentar entender lo que piensa y lo que dice.
En fin, creo que a usted, Lole, le convendría esta asignatura, aunque repita curso.
RAFAEL REIG. 26 oct 2007. Cartas con respuesta. Público.
http://blogs.publico.es/rafaelreig/date/2007/10/

Viñetas de Manel Fontdevilla y Eneko


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